Mi paso por el CEIP Virgen de las Candelas de Torrejón del Rey

 ¡Hola a todos de nuevo!

Después de unos meses sin escribir en mi blog educativo, vuelvo a escribir otra vez. Ya estoy de nuevo por aquí a través de este pequeño espacio virtual.

Así, quiero recoger en esta entrada en el blog, mi experiencia educativa como tutor del 5º curso de Educación Primaria del CEIP Virgen de las Candelas, de la localidad guadalajareña de Torrejón del Rey, localidad donde fui asignado de oficio por parte de la administración educativa para la realización de la fase de prácticas del Cuerpo de Maestros por la especialidad de Educación Primaria, tras haber superado la fase de oposición en el verano de 2019.

Un curso 2019/2020 que ha dejado huella en mí por dos motivos principales:

-El primer motivo, el que todos ya sabemos, la aparición del coronavirus y que nos hizo tener que cambiar y adaptarnos a una nueva realidad que hace un año ni siquiera hubiésemos soñado ni imaginado y que tanto nos ha cambiado nuestra forma de trabajar y de relacionarnos con los demás.

-El segundo motivo, el volver a tener que salir fuera de casa y ver que el "premio" conseguido en el verano pasado tras superar la oposición  era tener tu destino de prácticas a más de 200 kilómetros de casa, con todo lo que ello supone y con solo unos días para organizarte antes de que diera comienzo el curso. Para que luego digan o tengamos que soportar comentarios del tipo "qué bien viven los maestros". Seguro que a más de un docente le suena y animaría a todos aquellos que lo hacen estos y otros comentarios que recorrieran nuestro camino o que se enfrentaran a nuestra realidad actual en las aulas. Estoy seguro que después de hacerlo no opinarían lo mismo. Menos mal que todo llega,  tuvimos suerte en el mes de julio y muchos docentes que fuimos enviados a Guadalajara o a Toledo a realizar nuestra fase de prácticas y hemos podido volver a nuestras provincias de origen. Bien merecido que lo tenemos el estar de nuevo cerca de casa en este curso difícil que estamos llevando a cabo por las circunstancias que todos conocemos. 

Aunque el segundo motivo hizo que me costara tener que adaptarme de nuevo e irme fuera de casa durante la semana, al menos tuve la suerte de ser el tutor del grupo de 5ºA, llamado por elección popular 5ºA Lo Peta, un grupo de 22 alumnos y alumnas con el que pasé buenos momentos en los meses que estuvimos juntos en clase hasta el mes de marzo y después virtualmente. Para el recuerdo quedan nuestros retos semanales y cómo os convertíais cada semana en detectives, nuestros buzones de la amistad y del perdón, las elecciones escolares, el Festival de Navidad (con chimenea incluida llena de regalos), el Carnaval, nuestra visita a Rainfer y la campaña de recogida de materiales para los primates, nuestros trabajos grupales y unas cuantas más actividades más que hubiéramos podido realizar presencialmente si nuestro mundo no se hubiese paralizado por la pandemia de la COVID-19. 

Pero todo cambió el 12 de marzo, cuando nuestro presidente autonómico salió por la mañana afirmando en una rueda de prensa que lo que queríamos "algunos" eran quince días de vacaciones, para desdecirse después de sus palabras tan inoportunas e hirientes hacia todos los profesionales de la educación (al menos yo me sentí así) y anunciar por la tarde el cierre de los centros educativos en Castilla-La Mancha (pero las clases continuaron, desde casa y confinados, pero continuaron). No era consciente de la que se nos venía encima y creo que no era el único, sobraron los ejemplos las semanas previas y bien que lo vimos en nuestro entorno, mucha gente pensaba que era alarma social infundada y que los miedos estaban injustificados.

Decía anteriormente que las clases continuaron y vaya que continuaron, de la noche a la mañana y sin margen de maniobra tuvimos que pasar de una enseñanza presencial a una enseñanza telemática para la que ninguno estábamos preparados (ni docentes, ni familias, ni alumnado), ni se disponían de recursos tecnológicos suficientes para llevarla a cabo. Con el esfuerzo de muchos y pasando unas cuantas horas al día pegados a la pantalla de un ordenador y de nuestro teléfono móvil, hicimos lo posible para intentar llegar a cada alumno, aprendiendo a marchas forzadas nuevas herramientas educativas o utilizando nuestros propios recursos tecnológicos. He de decir en mi caso, que esta situación salió adelante gracias también al esfuerzo de las familias de mi grupo de 5ºA, a las que les agradezco desde aquí su implicación, colaboración y ayuda, ya que sin ellos no hubiera sido posible, al igual que a mis alumnos y alumnas y todo el esfuerzo que realizaron desde casa con las tareas propuestas a través de ClassDojo y nuestras videoconferencias virtuales en Cisco Webex Meetings y las sirenas virtuales con vuestras canciones favoritas como la de Tusa, que me aprendí casi de memoria. 

 

Añadamos a este esfuerzo anterior la innumerable carga burocrática que tuvimos que hacer frente como docentes durante este periodo (adendas a las programaciones, reuniones interminables a través de Microsoft Teams con compañeros, actas por aquí y por allá de cada reunión virtual, terminar nuestra memoria de la fase de prácticas, estándares para dar y regalar, informes individualizados de cada alumno,  memoria de fin de curso...). Debe ser que los maestros teníamos todo el tiempo del mundo y éramos ajenos a todo lo concerniente en cuanto al coronavirus se refiere y no sufríamos las consecuencias, vivíamos en una burbuja o en una realidad paralela que no nos afectaba personalmente o a nuestras familias y conocidos, debe ser que nosotros no sufrimos y no estábamos en una situación excepcional para seguir actuando y trabajando desde casa como si nada sucediera a nuestro alrededor.

Después de esta pequeña reflexión personal de esos cuatro últimos meses del curso, que considero como docente y como ser humano necesaria de realizar y aquel que tenga un espíritu crítico también la habrá realizado,  me gustaría decir algo más. Quiero agradecer desde este espacio y desde esta entrada dedicada a mi paso por el CEIP Virgen de las Candelas a mis alumnos y alumnas de 5ºA Lo Peta, por todos los momentos que pasamos juntos y a los que les deseo la mayor de las suertes en su futuro, al igual que a sus familias. Cuidaos mucho, llevar a cabo todas las medidas de prevención y de protección frente al COVID-19 y espero que aprendáis mucho en sexto, ya sois los más grandes del nuevo CEIP Nº4 de Torrejón del Rey y vuestro tutor Ismael os desea lo mejor y os mando un abrazo muy fuerte desde aquí y recuerdos de mi ayudante Ramoncito.

También quiero agradecer en esta entrada a Guiomar y a Ana, dos compañeras y desde hace unos meses amigas. Maestras en prácticas como yo el curso pasado con las que coincidí por el cole. Dos profesionales como la copa de un pino y con espíritu crítico. De esas maestras con las que merece la pena cruzarte en el camino de la docencia, reflexionar sobre el mundo educativo, aportar ideas y compartir momentos de todo tipo (los tuvimos buenos, malos y regulares, ya que un curso de prácticas y encima con una pandemia da para mucho, los tres lo sabemos muy bien) y todos esos momentos te hacen crecer en todos los sentidos.

 ¡Gracias compañeras!

Espero que os guste mi entrada y a partir de ahora volveré a escribir periódicamente en este blog para ofrecer recursos y mostrar actividades que estamos realizando y realizaremos a lo largo del curso 2020/2021 con mis alumnos, curso en el que estoy trabajando como maestro de Pedagogía Terapéutica en el C.R.A. Miguel de Cervantes de Arenas de San Juan.

¡Gracias por vuestra lectura!